En frente de Lisboa, a la entrada del estuario del Tejo en el concelho de Almada, existe un poblado de casas de aspecto más o menos precario pero con un peculiar encanto. Lejos del movimiento y multitudes de la cercana Costa da Caparica, y con unas playas que no tienen nada que envidiarle, es un pequeño refugio en el área metropolitana que no parece nada metropolitano. Arquitectura espontánea, o quizás "poco legal", no tiene nada de "bairro da lata" como se le llaman en la zona a los poblados de chabolas cada vez más escasos, alguno había en las cercanías hasta no hace mucho tiempo.
El pontón de la playa ofrece vistas hacia la Torre del Bugio, fortaleza que guarda la entrada del Mar da Palha, el estuario del Tejo, de visitas no bienvenidas, y también hay buenas perspectivas de la costa hasta Cascais.
En estos últimos días benignos de Otoño también acuden otro tipo de multitudes a disfrutar del tiempo tan agradable.
Y afortunadamente aún mantiene un espíritu marinero.
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